lunes, 6 de agosto de 2007

Cámara lenta en un triste final

Convencías al cuchillo
de salvarte la vida,
pero su odio afilaba
tus más oscuros abismos;
y fue más fuerte que
todos los pedazos de tu amor.

Al final no eran tan distintos:
intensos, confusos, eternos.

Ya no podrían mirarse
con el cuerpo entre las manos.
Ya no podrían mirarse.

1 comentario:

Anónimo dijo...

tu cebra camina por todas las selvas, salvaje, hambrienta, pero conoce tu corazón, no trates de descifrar las rayas, tan solo piensa que también te quiere encontrar, seguí escribiendo, quien te dice tu cebra ya te está leyendo.