sábado, 8 de septiembre de 2007

Vos le hablabas al oído con un pentagrama embebido en granos de su droga preferida.
Él te consumía como si el cielo se le fuera a caer encima, con nubes hechas de cuerdas que nunca desafinan en tus brazos.

Hoy se ríe cuando se recuerda preso de ese caldo, pero se regocija sabiéndose un esclavo de lujo.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Ay!!! pumita, me sorprendes día a día, voy a tener que adelgazar, o traer a la cebra nadando, o no pasaré por ninguna puerta,

Anónimo dijo...

hay gente que no entendió mi comentario, se los expresaré en criollo, como estoy muy orgulloso del pumita, me ensancho por demás, entineden ahora

Anónimo dijo...

Si se regocija sabiéndose un esclavo de su lujo debe ser un tipo muy vulgar (dixit PR), sin embargo alguien podría arguir que aquel que sabe seducir a una mujer como él la sedujo a ella no podría ser tan vulgar, o al menos reportar la cualidad intrínseca de un hombre que sabe lo que ellas quieren. Por mi parte le diría como al pasar, mientras me retiro por un largo pasillo que desconozco a dónde me lleva, que no importa el acto de seducción, no importa el éxito de la acción, sólo importa que sea ella.