Es posible andar con certezas en el cosmos y la mía tiene que ver con las sonrisas. Camino sin temor y me lavo con sudor las penas del camino porque sé que él me espera en casa después de cada viaje. Me espera y me busca. Se pierde y se ríe. Él tampoco le tiene miedo a la falta de aire.
Jamás duda. Me espera siempre porque sabe que es la causa y la consecuencia de este largo camino que recorro cada vez.
Sin secretos. Con el silencio honesto de las lágrimas y el rock de los besos que nunca se piden.
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